Descifrando el sentido 

Todo en la vida tiene un propósito el cual nosotros creamos. El ser humano no solamente crea, sino que también creamos propósito. El humano le brinda sentido a las creaciones. Nuestra creaciones inconscientemente siempre tiene un balance entre lo útil y lo bello. Las creaciones del humano tienen este sentido de propósito el cual emite una cierta belleza en el mundo. 

Al crear algo, involuntariamente, le damos un propósito aunque no lo hagamos con la intención. Por ejemplo, tenemos las iglesias. La primera iglesia fue creada a base del "domus ecclesiae", que era una casa para darle espacio a las personas para reunirse y celebrar el culto.  El domus ecclesiae fue creado como cualquier otro edificio, pero lo que lo hace diferente a los demás es su función. Si ese espacio que le brindaba privacidad nunca hubiera sido creado, tal vez, las iglesias nunca existieran y su propósito nunca hubiera sido apreciado. 

Nuestros inventos ofrecen utilidad pero también belleza. En el caso de una jarra, lo primero que pensamos que es su función es contener líquidos. Por otro lado, esa jarra se puede usar como una maceta para una planta o tal vez lo usemos para guardar utensilios. Esa jarra también puede tener como función ser simplemente una decoración. Esto refleja como algo tan sencillo como una jarra se creó para una sola función en mente y floreció con la belleza de muchas funciones más.

Descifrar el sentido de las cosas puede que sea complicado. Podemos pensar que buscarle otro propósito a algo que ya tiene una función sea innecesario, pero lo bello de esa intención es como nosotros queremos seguir evolucionando, seguir intentando. Aprender a pensar fuera de la caja y ver el mundo con otros ojos. Inventar algo que al paso del tiempo otra mente lo convierta en algo diferente. Ir cambiando la perspectiva del mundo, creando uno nuevo.